Estimulación Sensorial Oral: “Pequeños estímulos, grandes cambios”

Nuestro cerebro gobierna casi todas nuestras acciones, está constantemente recibiendo y procesando estímulos sensoriales generales (como la temperatura y el dolor), externos (visión, olfato, audición y otros), e internos (vísceras, propiocepción). Esta información multi-sensorial la integra e interpreta como un todo, generando una reacción adecuada del cuerpo para interaccionar con el exterior con el fi n de lograr mantenerse vivo y regular eficazmente la homeostasis.

Las sensaciones son sensores que dicen al cerebro lo que el cuerpo está haciendo y el cerebro le dice al cuerpo que hacer. No es necesario que el cerebro las detecte conscientemente para
que nos afecte, de hecho el 95% de esta información la procesa de manera inconsciente.
Los humanos somos una especie de mecanismo de procesamiento sensorial. Estas sensaciones son más que el estímulo que las crea automáticamente, ya que, a través de la acción perceptiva en el cerebro hay integración sensorial, que es la función de recepción, interpretación y procesamiento de sensaciones que generan una respuesta emocional, cognitiva y motora que le dan sentido y significado vital a la situación presente.
Somos fundamentalmente un estado de ánimo sensorio-emocional que crean mapas neuronales que llevan a un estado mental. De no ser por la percepción, seriamos máquinas que captan
datos y organizan información sensorial como un ordenador. Las funciones mentales y sociales del cerebro desde los primeros años de vida se comienzan a activar fundamentalmente con
procesos sensoriales y motores. Este desarrollo y maduración del sistema nervioso se activa con el movimiento y opera por medio del sentido del tacto y la propiocepción cuando el bebé interactúa con el entorno fundamentalmente a través de la boca. (Etapa sensorio-motora, Piaget)
La boca es el área de mayor neuro-sensorialidad del cuerpo, mayor densidad de receptores lo que se traduce en con mayor representación en el cerebro, como lo muestra el mapa sensorial
del cerebro llamado homúnculo somato-sensorial.
La neurosensorialidad bucal es una función de supervivencia vital, hay más neuronas sensoriales donde más se necesitan, debido a que es la puerta de entrada al organismo. Una herramienta esencial para transitar con seguridad por el mundo que nos rodea, explorar el medio externo y prevenir la ingesta de elementos dañinos.
En la boca confluyen funciones complejas básicas de supervivencia como la deglución, la masticación, o en cierto modo la respiración además de ser un área de comunicación habla, gesticulación y de liberación emocional reír, gritar, besar o llorar. Si se experimentan estimulaciones sensorio-motores bucales
bien organizados, de calidad para cumplir con las necesidades humanas más básicas: respiración nasal, lactancia materna (succionar, tragar), masticación bilateral donde hay un funcionamiento corporal optimo, de equilibrio para la autoconservación, que son la base de una integración sensorial, se crean las vías para el aprendizaje con el objetivo final de dar respuestas donde el organismo se oriente a su supervivencia y bienestar.
Si no es el caso, el procesamiento en el cerebro de estas señales provenientes del sistema sensorial lo percibe como una amenaza o desafío, y la respuesta no sólo influye en la salud a lo largo del
ciclo de vida, sino también en el aprendizaje y el comportamiento. A menos que estos problemas sean severos, la dispercepción oral como trastorno del procesamiento sensorial oral suele pasar desapercibido para cualquiera que no tenga una preparación específica del sistema nervioso, especialmente en el niño. Normalmente, el individuo presentará más de uno de estos signos:

• Nivel de alerta: hiper o hipo-activo. Dificultad en el comportamiento.
• Dificultad para mantener postura y cabeza centrada: no es tan evidente en el niño, pero aumentan gradualmente con la edad. Asimetría tónica.
• Se observa falta de concentración, dificultades de aprendizaje, en el desarrollo, comportamiento o la regulación emocional. Puede haber retraso en el habla, lenguaje, habilidades motoras o rendimiento académico. Dixlesia.
• Hipersensibilidad: a las luces, sonidos, tacto…
• Deficiencias en coordinar movimientos, regular el equilibrio, torpeza general o al realizar actividades coordinadas con las dos manos y manejar herramientas.
• Dolor: de cabeza o abdominal, piernas, columna…
• Alteración del sueño: se mueven, tienen posturas raras en la cama, pesadillas, se hacen pis…
• Baja autoestima o falta de seguridad en uno mismo.
• Mal-oclusión, apiñamiento dental, rechinamiento o apretamiento de los dientes, enfermedad encías, …
• Respiración por la boca, dificultad deglución, masticación unilateral.

 

¿Qué son los estimuladores sensoriales orales?
La estimulación es la actividad que se le otorga a los seres vivos para un buen desarrollo o funcionamiento, ya sea por cuestión cognitivo, emocional o física. Un estímulo genera un potencial
de acción para la protección de la vida.
La estimulación sensorial oral es una terapia cuyo objetivo es la re-organización, regulación e integración del sistema nervioso sensorio-motor y autónomo a través de estímulos orales del sistema trigeminal. Activa un cambio en la percepción que con el tiempo el cerebro adapta para desencadenar las modificaciones nerviosas necesarias y permite que las personas procesen y reaccionen a las sensaciones más eficientemente con una respuesta más adaptativa y flexible del sistema nervioso autónomo a la vida. Ello lleva a efectos reguladores de activación fisiológica, mejora
en la simetría tónica, sincronicidad del ritmo respiratorio, y regulación de los síntomas y signos anteriormente citados.
También se utiliza para el aumento en el rendimiento del deportista a través de la mejora propioceptiva general.

“No hay nada en el intelecto si antes no ha pasado antes por
los sentidos.” (Aristóteles)

 

 

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