Relación entre la Boca & la Postura de Cabeza y Cuerpo

El cuerpo humano es una unidad funcional, integrado e íntimamente interrelacionado. Nuestros movimientos resultan de una función global y requieren la participación de todo el cuerpo, de forma que cada parte es responsable del equilibrio de su segmento contiguos.

El cráneo, la mandíbula, el hioides, la columna cervical y la cintura escapular, se encuentran unidos por las correspondientes cadenas miofasciales. Estos elementos modifican su posición de acuerdo a las diversas direcciones que adopta la cabeza y, a su vez, esta se encuentra en relación con todas estas estructuras. Por tanto, el correcto desarrollo de las funciones
orofaciales: respiración, deglución y masticación es esencial para la estabilidad de la posición del cráneo.

La postura de la cabeza sobre la columna cervical depende del centro de gravedad de la cabeza y de su articulación con la columna cervical. Si ambos coincidieran en el mismo eje vertical, la
cabeza se encontraría en equilibrio y apenas se necesitaría acción muscular.

Existe un delicado equilibrio del cráneo sobre la columna cervical que debe ser mantenido mediante una tensión equivalente de los músculos anteriores y posteriores a la articulación cráneo-cervical. Los músculos extensores posteriores del cuello actúan como la cadena muscular que equilibra la cabeza en sentido posterior. Para contrarrestarlo a nivel anterior, actúan los músculos supra e infrahioideos, así como la envoltura anterior de los tejidos blandos, todos ellos regulados por las funciones de la boca.

Los músculos suprahioideos unen la mandíbula con el hueso hioides y los infrahioideos unen el hueso hioides con la clavícula y el esternón. El hioides desempeña un papel esencial en la realización de este delicado equilibrio postural al estar conectado muscularmente con gran parte de las estructuras del territorio cráneo-cérvico-facial, por ello y, al ser un hueso móvil, es por ello que la posición de este hueso  modifica su posición y por tanto la de la cabeza al alterar la respiración, deglución y masticación.

Por ejemplo en el respirador oral  la cabeza se adelanta y el centro de gravedad está más anterior, por lo que es necesario un esfuerzo muscular para mantener erguida la postura de la cabeza. Existe pues una inclinación anterior de la columna cervical y pérdida de la lordosis fisiológica a este nivel.

Las adaptaciones posturales craneocervicales se intensifican con el paso del tiempo y producen alteraciones en la postura general del cuerpo.

Por las implicaciones en el niño en fase de crecimiento, se requiere un diagnóstico y tratamiento precoces para evitar que las alteraciones se agraven y perpetúen estructuralmente, requiriendo generalmente  la intervención multidisciplinar del dentista, otorrinolaringólogos, alergólogos y fisioterapeutas.

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