Kaizen una Técnica para la Odontología Preventiva y de Mínima Intervención

El término Kaizen proviene del japonés, en el que “Kai” se traduce al español como “cambio”, y “Zen” que se entiende como “Bueno”. Literalmente podría traducirse en japonés como cambio beneficioso» o «mejora’, “cambio para lo mejor”, es un sistema de mejora continua e integral que comprende todos los elementos, componentes, procesos, actividades, productos e individuos de una clínica dental en base a pequeños cambios. Es una filosofía que se asocia a la manera de trabajar la odontología. El responsable de popularizar el término en occidente fue Masaaki Imai, autor del libro Kaizen: The Key to Japan’s Competitive Success, de 1986.

La clave está en la resistencia al cambio. El ser humano es conservador  por naturaleza porque controla lo que va a pasar aunque sea negativo. Pero ante algo nuevo surge la incertidumbre, que provoca una sensación de no control. Y se responde adaptándose a la realidad o resistiéndose.

En el centro del kaizen está la idea de que nuestro principal obstáculo es el temor al cambio, el vernos intimidados por un reto tan grande que podría hacernos fallar. Pero si cambiamos una enorme meta por una pequeña acción, ese impulso generador nos pone en movimiento y puede generar la bola de nieve que necesitamos. Si siempre hemos soñado con escribir una novela, proponernos de golpe escribir 2000 palabras al día puede que no sea la mejor idea. Pero podríamos proponernos escribir cincuenta: hacer el cambio tan fácil que sea difícil fallar, y luego de que nos hayamos acostumbrado a éste, incrementar el reto.

«Nadie es consciente de su capacidad hasta que se pone a prueba»                                                                                                                                                                                Thomas Edison

Suele decirse que hay dos formas de mejorar: mediante la innovación, y mediante la mejora continua. Ambas son necesarias y no son conceptos enfrentados.

Innovación es un cambio que introduce novedades, y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlos. Este término proviene del latín «innovatio» que significa «Crear algo nuevo», y está formada por el prefijo «in-» (que significa «estar en») y por el concepto «novus» (que significa «nuevo»). En el sentido estricto, en cambio, y la odontología de Mínima Intervención viene a suponer un avance.

La mejora continua no consiste en aplicar dos o tres grandes transformaciones o cambios radicales dentro de una persona u organización, sino en aplicar progresivamente cambios pequeños y seguros, económicamente viables, que mejoren diversos aspectos del proceso, especialmente los relacionados con la eficiencia. El lema de esta filosofía es “hoy un poco mejor que ayer, mañana un poco mejor que hoy”.

Este tipo de filosofía puede implementarse en una clínica dental, ya que los procesos no son rígidos ni estructurados, sino que su diseño puede ir modificándose de acuerdo a las necesidades del paciente. La estrategia de mejora pasa por escuchar e integrar al paciente y conocer bien el terreno a trabajar, y para eso no hay mejor opción a tener en cuenta que la palabra de todas las personas que directamente trabajan en el sector afectado. Ellas son las que mejor conocen las dificultades del día a día y los obstáculos a superar.

El objetivo es resolver los problemas reales. Cuando el dentista no escucha ni tiene en cuenta la experiencia del paciente, la mejora continua suele reducirse a un lavado de cara externo, nada profundo que lleve a un verdadero cambio duradero, más relacionado con el marketing que con ninguna otra cosa.

Otro error común, señalado por el propio Edwards Deming como una de las enfermedades mortales, es esperar resultados inmediatos o a corto plazo. La mejora continua no consiste en lograr milagros a corto plazo, sino en aplicar gradualmente pequeñas transformaciones, cuyas mejoras solo son visibles a medio y largo plazo, ya que los procesos transformadores del cuerpo son lentos.

Cuando queremos terminar grandes proyectos, lograr metas importantes o hacer cambios significativos a nuestros hábitos, solemos asumir metas grandiosas, como empezar a ir al gimnasio cinco días a la semana o estudiar un nuevo idioma todos los días. Aunque asumir una mentalidad de cambio es positivo, enfrentar todas nuestras metas como si fueran un enorme cambio a nuestra vida puede resultar contraproducente, porque cualquier pequeña falla o desajuste terminará desmotivándonos

«Un viaje de miles de kilómetros comienza con un solo paso» 
Lao Tzu
Ante un cambio hay tres fases:
  • Toma de consciencia,
  • Intención de adaptarse
  • Actuar, si alguien quiere cambiar puede hacerlo pero tiene que trabajar
   Básicamente la cultura del Kaizen consiste en que un pequeño paso puede cambiar tu vida, y para esto hay que seguir unos pasos que os voy a contar:

1. Hacer preguntas pequeñas: las preguntas pequeñas nos servirán para re-programar nuestro cerebro. Las preguntas siempre deben ser en términos positivos y no generar miedos, por lo que deben ser moderadas para que el cerebro las pueda ir asimilando. Repite las preguntas las veces que haga falta. Por ejemplo: ¿Como respiro?

2. Tener pensamientos pequeños: Algunos nos lanzamos de cabeza hacia un objetivo ( Just Do It – Nike)  y otros lo hacemos de forma más pausada. El Kaizen recomienda  modelar la mente utilizando pensamientos pequeños, con el fin de ayudarnos a desarrollar nuevas habilidades sociales, mentales e incluso físicas.

3. Realizar acciones pequeñas: Esta es la esencia del Kaizen. Un pequeño paso puede cambiar tu vida. Despacio, poco a poco, pero la mejora es continua. Esto es como una carrera, no empiezas corriendo una maratón, aunque tu objetivo sea ese 😉 , empiezas dando pequeños paseos y luego, uno nunca sabe hasta donde puede llegar ¿verdad Mayte?.

4. Resolver problemas pequeños: Esos pequeños problemas con los que estamos acostumbrados a vivir, acaban siendo de algún modo importantes. Si aprendemos a detectar esos pequeños problemas y a resolverlos, más adelante no tendremos un gran problema.

5. Conceder premios pequeños: Los pequeños premios siempre son un incentivo, así que si queremos que nuestro hábito se convierta en una mejora continua, qué mejor que darnos un premio de vez en cuando.

6. Reconocer los pequeños momentos: El día a día nos come, el reloj está siempre presente y no nos deja disfrutar de las pequeñas cosas. El Kaizen propone aflojar el ritmo y valorar los pequeños momentos. ¡Disfrutaremos más de la vida!

» Ser realmente grande en las pequeñas cosas, ser verdaderamente noble y heroico en los insípidos detalles de la vida cotidiana, es una virtud tan escasa como la santidad»
 Harriet Beecher Stowe

7. Kaizen para toda la vida: A medida que vayamos acumulando éxitos aplicando la técnica del Kaizen, querremos seguir aplicándolo en nuestra vida. Todo es comenzar…

«Comienza por donde estés, y házlo despacio»

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