Porque los Desequilibrios de la boca causan taponamiento, mareos, vértigos, inestabilidad, o acúfenos ( ruidos, zumbidos, pitidos, silbidos,…) entre otros,
El cuerpo funciona como un sistema coordinado, existe una relación de continuidad anatómica y fisiológica entre el sistema auditivo, y el sistema masticatorio, por ello problemas de oído pueden ser difícil de diagnosticar porque a veces el origen esta en otro órgano, la boca.
Comprender la comunicación entre estas dos estructuras, nos ayudara a entender porque de tanta sintomatología en el oído como: taponamiento, mareos, vértigos, inestabilidad, o acúfenos ( ruidos, zumbidos, pitidos, silbidos,…), dolor de oído, e incluso hipoacusia subjetiva entre otros, son producidos por la sobrecarga de los músculos masticatorios, es decir, los responsables de la masticación, con lo que su tratamiento, va a resolverlos.
Según Manns, A. y Díaz, G. (1992) La función masticatoria ideal desde el punto de vista fisiológico es la masticación bilateral, ya que estimula todas las estructuras de sostén dentario, favorece la estabilidad de la oclusión y la higiene dental, establece patrones electromiográficos bilaterales de la musculatura mandibular y estimula el desarrollo simétrico máxilo y craneofacial. Este patrón de masticación se obtiene cuando hay armonía morfofuncional entre los diferentes componentes del sistema estomatognático y existe salud biológica del sistema. Del mismo modo, favorece la apertura y cierre de la trompa de Eustaquio, la ventilación del oído medio y el drenaje de las secreciones.
Una de las funciones principales del oído medio es equilibrar presiones. Por ello, durante el ascenso de un avión al disminuir la presión ambiente, el aire que está en el interior del oído medio se expande, y la trompa de Eustaquio se abre para facilitar la salida. Durante el descenso, la trompa de Eustaquio permanece cerrada, facilitando su apertura por alguna acción como para tragar, masticar o bostezar. Sin embargo, si la presión no se iguala, y no entra aire en el oído medio, el tímpano se hunde cada vez más dando lugar a la aparición de dolor en el oído.
La relación es muy estrecha, ya que, existen dos músculos asociados con los huesecillos del oído medio que amortiguan (vibración) de la membrana timpánica y revisten los movimientos de los huesecillos del oído (martillo, yunque y estribo), son considerados como «músculos accesorios de la masticación» debido a que tienen una inervación motora común por parte de la rama mandibular del V par craneal o nervio trigémino, al igual que los verdaderos músculos de la masticación (masetero, temporal, pterigoideos lateral y medial, milohioideo y digástrico anterior) y el nervio facial.
Dichos músculos – el músculo tensor del tímpano y el músculo tensor del estribo – cumplen la función protectora del aparato auditivo, como reguladores que vigilan constantemente los estímulos acústicos y reajustan de forma dinámica la sensibilidad auditiva con el fin de reforzar los sonidos externos y atenuar los generados internamente. La coordinación con la musculatura masticatoria hace que no nos oímos cuando comemos, ya que este ruido se haría muy incomodo.
El músculo del estribo o músculo estapedio, inervado el nervio facial (par craneal VII).
El músculo tensor del tímpano o músculo mayo (martillo), inervado por un nervio proveniente del ganglio ótico perteneciente al trigémino (par craneal V).
Ambos músculos protegen el oído interno de los ruidos intensos y súbitos que pueden causar lesiones.
El músculo tensor del tímpano, junto con otros ligamentos y tensores, atrae constantemente hacia adentro el mango del martillo. Gracias a este músculo, y junto con la ayuda de otro músculo en contacto con la cabeza del estribo, el músculo del estribo, se mueve la cadena de huesecillos y proveen de tensión a la membrana timpánica, permitiendo que las vibraciones sonoras en cualquier porción del tímpano sean transmitidas al martillo.
Los músculos se activan en forma refleja ante los sonidos (60 a 80 decibelios) y aparentemente por algunos otros estímulos sensoriales; el tiempo de reacción de este reflejo es de aproximadamente 10 milésimas de segundo, lo que significa que, ante sonidos de gran intensidad e igual o menor duración, los músculos tensores no alcanzan a reaccionar y por ende proteger a la cóclea, causando la fatiga de dichos músculos y un potencial peligro de pérdida auditiva.
El músculo tensor del tímpano tira del mango del martillo hacia adentro, mientras que el músculo del estribo tira de este hueso hacia fuera. Cuando estas dos fuerzas se oponen entre sí, permiten que todo el sistema de huesecillos tenga mucha rigidez, disminuyendo considerablemente la transmisión de las frecuencias bajas (inferiores a 1000 Hz) al oído interno. El reflejo de atenuación puede disminuir la intensidad de transmisión de sonido hasta 30 o 40 dB, o sea, la diferencia entre un susurro y el sonido emitido por un locutor de radio. La función de este mecanismo se basa, en parte, en permitir la adaptación del oído a sonidos de intensidades diferentes, pero sobre todo en proteger al caracol de lesiones por ruidos excesivamente intensos. Además, cuando una persona habla, manda señales colaterales a los músculos del oído para disminuir su sensibilidad auditiva, de manera que su propia palabra no estimule en exceso los mecanismos de audición.
Anatomicamente ambos músculos están conectados, ya que el músculo tensor del tímpano se inserta en la membrana timpánica y sus fibras a nivel del oído medio se entrecruzan con las fibras de la porción más externa del músculo tensor del velo del paladar, en un pequeño tendón.
Se caracteriza no solo por sintomatología en el oído sino también otro tipo de síntomas como cefalea migrañosa, vértigo, acúfenos, y trastornos psicológicos. Se debe a la activación del sistema trigémino-vascular por sensibilización del nervio bucal. Su diagnóstico descansa en la anamnesis, exploración intraoral y de pares craneales.
En el caso mencionado, el ajuste inmediato se realiza regulando la presión en el oído interno; cuando los músculos del oído medio se contraen, empujan el estribo hacia la ventana oval y causan el aumento de presión del líquido dentro del laberinto. Por su parte, la presión hidráulica comprime las células ciliadas, ajustando de manera constante su sensibilidad. Si los músculos del oído medio funcionan mal – por ejemplo aparecen contracciones, espasmos o distonía – las células ciliadas se deterioran a consecuencia de esa presión atípica, lo cual conduce a la aparición de los síntomas del síndrome de Ménière. Una amplia revisión del síndrome de Ménière y de los músculos del oído medio refuerza la relación que existe entre ellos. Como cada músculo estriado es propenso a la distonía – las contracciones involuntarias que implican trastornos del bucle de control subyacente – la distonía de los músculos del oído medio causaría una presión elevada y el funcionamiento incorrecto de las células ciliadas
Es por ello que rehabilitando cualquier disfunción oral, podemos resolver esta variada sintomatología que afecta al paciente y que muchas veces no encuentra solución en el área afectada. Una dieta basada en alimentos de consistencia dura, favorece el reflejo masticatorio bilateral, contribuyendo a un adecuado desarrollo máxilo-dentario y de la funcionalidad respiratoria, auditiva y articulatoria.