PROBLEMAS QUE OCASIONA LA ALTERACIÓN DE LA RESPIRACIÓN Y DE LA MASTICACIÓN

Al respirar filtramos entre 15.000 y 20.ooo litros de aire por día, y no digamos el número de ciclos masticatorios  que tenemos por día, es fácil de ver, coge una zanahoria mastícala y cuenta el número de veces que tienes que masticar para comértela, y no digamos el número de veces que tragamos al día, tanto alimentos como saliva, unas 2000 veces al día. Son funciones básicas de supervivencia que incorrectamente hechas generan un daño terrible, porque aunque son de baja intensidad, son de alta frecuencia.

Durante la respiración nasal, el aire que va a los pulmones a través de las fosas nasales se humedece por la lagrima que cae de los ojos a los cornetes, esta contiene más de 94 elementos químicos, entre ellos inmunoglobulinas. Cuando llega al pulmón, ocurren importantes cambios metabólicos, responsables de la producción de elementos autoinmunes que dan mayor resistencia a las alergias.

Cuando una persona usa la boca en lugar de la nariz para respirar, el líquido lagrimal se escurre por las fosas nasales, irritando la mucosa, ya que es salina, y causando rinitis. Y como la expiración no es nasal, las secreciones se acumulan en los senos paranasales. Este ambiente, sin la limpieza natural hecha por el ácido carbónico en la correcta respiración , ofrece condiciones propicias para la aparición de bacterias y, así, infecciones causantes de sinusitis, otitis y mastoiditis.

Al ser aspirado por la boca, el aire seco, frío y contaminado. Esto provoca inflamación amigdalas  e irrita bronquios y bronquíolos, proporcionando el inicio de bronquitis y asma bronquial.

Cuando una persona respira por la boca, y mastica,  no puede realizar el movimiento bilateralmente, es decir, alternando los lados de la arcada dental, porque necesita respirar y comer por la boca a la vez, dando espacio para el aire entrar mientras se alimenta. Resultado,  traga y su masticación pasa a ser unilateral.

Al dejar la respiración profunda y diafragmática, tenemos alrededor de 30.000 a 40.000 ciclos respiratorios diarios, el músculo pierde tonicidad, y la cintura abdominal que ya no contiene como debería la postura y el peso de los intestinos provoca que vaya apareciendo la chepa y la  tripa.

Por tratarse de un bípedo el cuerpo se desequilibra hacia adelante y hace una curvatura anteroposterior en la columna para recuperar la verticalidad, salen las escápulas y cuelgan los brazos hacia atrás. Resultado de ello a lo largo de los años ese desvío postural, lleva a la escoliosis.

El pie es adaptativo, al adquirir una posición de genu valgum ( rodillas juntas) y pie valgum (pies juntos), el apoyo de los pies es en forma plana. Las tibias tienen normalmente una curvatura que, de prolongarse, llegaría a parar entre el dedo gordo y el vecino; en los respiradores bucales sale afuera del dedo gordo, entre pie y pie.

En la masticación se integran una gran cantidad de estímulos nerviosos con el fin de controlar la actividad neuromuscular altamente compleja y coordinada por parte de los 4 músculos masticatorios principales: masetero, temporal, pterigoideos externo e internos; pero también se involucran casi todos los músculos de la cara y cuello en roles sinergistas o antagonistas.

La masticación unilateral hace que los músculos del cuello, de la cintura escapular (omoplata y clavícula) y de la nuca se vuelven hipertrofiados y acortados. Esto ocasiona elevación del hombro del mismo lado de la masticación, causando efecto cascada.

Con los músculos hipertrofiados sólo por un lado, la cabeza sufre una rotación inadecuada que afecta los huesos de toda la cabeza. Este desalineamiento conduce a la compresión y desincronización de los pares nervioso craneales , que causan cefalea y migrañas crónicas y una variada sintomatología de la que ya hemos hablado en otras entradas.

La respiración bucal también está asociada a la apnea del sueño. Al dormir, la lengua tiene una ptosis (caída), que hace toques no deseados en el área de la orofaringe (parte de la garganta, justo detrás de la boca), causando reflejos no deseados de deglución (tragar), responsables por el aumento del tiempo de la parada respiratoria normal.

La oxigenación cerebral se vuelve deficiente con la respiración bucal. Con ello, la calidad y cantidad de los neurotransmisores cerebrales se vuelven inadecuadas, causando insomnio.
Un niño con respiración bucal es a menudo rotulado equivocadamente como portadora de déficit de atención, por ser inquieta, dispersiva y agitada, y pasa innecesariamente a ser medicada. Pero, en realidad, es la compensación natural para que el cerebro tenga más oxigenación. Y cuando ella está obligada a quedarse parada, queda somnolienta.

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