Cuando el Desgaste dental es fisiológico: Atrición
El desgaste del diente como el de cualquier material es inevitable, lo que exige una diferenciación individual, todo ello en base a nuestra biología dental y personal.
La atricción dental fisiológica es la pérdida progresiva y fisiologíca del tejido duro (esmalte) por contactos diente a diente durante la función correcta de masticación. Provoca un desgaste de las piezas dentarias por el roce de un diente con otro cuando se ponen en contacto , ya que las células que forman el esmalte dental (también conocidas como ameloblastos) se terminan perdiendo al concluir la ondontogénesis, formando un tejido calcificado llamado hidroxiapatita que no se regenera.
Este desgaste es necesario, ya que, es el mecanismo de adaptación del aparato masticatorio al sistema craneo-cervical, al cuerpo y a las diferentes edades de la persona. El diente al aparecer en boca, digamos que es redondo, para que pueda encajar bien con los demás durante el proceso de erupción dentaria. Las correctas funciones los coloca en su posición y provocan un tallado en esa superficie externa, dura de mineral (hidroxiapatita) que marca las guías de los diferentes movimientos que la mandíbula realiza, tanto en las caras oclusales de premolares y molares, como en bordes incisales de incisivos y caninos.
Cuando somos jovenes nuestro sistema articular y muscular es lo suficientemente potente como para movilizar un aparato con una anatomía dental compleja (cúspides, crestas, rebordes,…) , que se va desgastando con la edad, lo que va aumentando la eficacia masticatoria, para acompañar a esa perdida de potencia musculo-articular por cumplir años.
Este desgaste oclusal fisilologico de los dientes se ve compensado por la continua erupción que los mismos tienen y por la aposición de cemento a nivel de los ápices de las raíces, de esta forma conseguimos conservar la dimensión vertical (distancia entre ambas arcadas).
También los pequeños movimientos de cada diente a través del ligamento periodontal en el interior de su alvéolo, provocan un ajuste a través del desgaste de diente contra el diente contiguo en lo que llamamos el punto de contacto, de tal forma que con el paso del tiempo, dicho contacto puntual que ambos dientes establecen con sus caras proximales de morfología convexa, termina convirtiéndose en una superficie plana que lleva a un movimiento mesial de los dientes. Este desgaste inter-proximal que sufren los dientes se ve compensado por la continua migración mesial que estos tienen, con ellos se evita así el empaquetamiento de comida en los espacios interdentales.
Este desgaste de origen fisiológico dependerá en una gran medida de factores tales como las correctas funciones (masticatoria, deglutoria y respiratoria), la potencia que ejerzan los músculos en el proceso de la masticación, los tipos de hábitos masticatorios así como la dureza y capacidad abrasiva de los alimentos que ingiramos.
Todos ellos factores que son diferenciadores entre las poblaciones pasadas y la actuales. A a lo largo del proceso de civilización, se ha reducido de forma exponencial la atrición de origen fisiológico que encontramos en los dientes en el hombre . La invención de la cerámica en el Neolítico permite cocer los alimentos o las comidas poco fibrosas y con una textura cada vez mas blanda actuales, hace que con muy poco trabajo de masticación, estos procesos de digestión se pueden realizar de forma mas fácil de lo que solían ser.
Hoy en día nos encontramos situaciones donde el desgaste se encuentra tanto disminuido o incrementado. En ambos casos se provoca un desequilibrio patológico de las piezas dentarias en la boca. Es por ello que en función de estas guías (desgastes) que se marcan en los dientes y la posición dental podemos realizar un correcto análisis bio-funcional.
Las razones son diferentes, pero realizar un diagnóstico diferencial de las causas, nos llevara a poder reequilibrar la situación mediante rehabilitación neuro-oclusal (RNO), con el fin de evitar el daño de la boca. En niños, por ejemplo favorecerá un correcto desarrollo de la oclusión.