Evolución Homo y Sistema Masticatorio

Desde los primeros homínidos hasta nuestros orígenes como especie, Homo Sapiens, hace 130.000 años hemos sufrido diferentes cambios. Esta adaptación Morfológica o Estructural (anatómica), son los mecanismos que han desarrollado los seres vivos en el curso de la evolución para enfrentar tensiones y presiones del ambiente para así poder realizar con éxito funciones vitales y obtener agua, oxígeno y nutrientes. Nadie puede negar la flexibilidad del cuerpo humano, y en concreto del maxilar, gobernado por consideraciones genéticas y funcionales.

La plasticidad es esa capacidad de producir respuesta a las diferentes condiciones ambientales, ya que, este sistema que comunica el exterior con el interior del organismo y aparece tempranamente en la evolución de cualquier especie. Bastante antes que el oído y el ojo. La reducción del tamaño de la cara y los dientes es un claro exponente de ello, a través del tiempo, los factores evolutivos han modificado su morfología original, ya que aquí se encuentran los órganos de entrada a estos elementos básicos para la supervivencia.

El desarrollo de la especie Homo a través del tiempo esta emparejado con el crecimiento del cerebro a costa de una disminución del aparato masticatorio. Transformar nuestro forma de masticar y de digerir los alimentos nos permitió economizar tiempo y energía que se desvió al crecimiento del mismo.

Los maxilares y los dientes han evolucionado paralelamente a los humanos hasta nuestros días, esta transformación compleja del sistema estomatognático se relaciona con fenómenos biológicos fundamentales de la hominización tales como la bipedestación que nos libero la mandíbula también llamada 3ª mano al poder usar las extremidades superiores para coger herramientas, alimentos. Y factores culturales, como la utilización de herramientas, el fuego, el tipo de alimentos que se consumen, y su procesamiento por el desarrollo la cerámica han contribuido a la reducción del sistema masticatorio en favor del cerebro.

El desarrollo facial del Homo sapiens sigue patrones exclusivos de nuestra especie que hacen que predomine la reabsorción del hueso sobre la deposición en el esqueleto facial. Debido a ello, la cara del ser humano moderno, es tan vertical y presenta mucho relieve, con entrantes y salientes como los pómulos, la nariz o el mentón.

La dentición homínida permite un sistema triturador más per­fecto que el de los monos antropomorfos. El hombre posee una molarización que se extiende a todos los premolares, consiguiendo una gran superficie oclusal, que permite un movimiento rotativo que exige la reducción de los caninos y que facilita la trituración de alimentos como la carne y los granos para las grandes exigencias masticatorias. Esta función masticatoria normal se caracteriza por una masticación alternada, bilateral, sincrónica y armónica.

Un gorila tiene siempre hojas o frutas de los arboles a su alcance, no tiene nada que planificar, por el contrario su comida es muy poco nutritiva, y debe dedicar el 80% de la luz solar para comer. Hace 2 o 3 millones de años el clima cambio, los árboles, primero escasearon y después casi desaparecieron, y nuestro simio tuvo que echar a andar e internarse en una la sabana húmeda que es sustituida por otra más árida donde escasean los recursos vegetales, la estrategia selectiva de supervivencia de nuestros ancestros paso por introducir nuevos alimentos de alta calidad a la dieta, que en ese entorno significaba comer carne de forma regular. Al principio la carroñeaban y la comían cruda, pero más tarde, junto con la introducción de la caza, la utilización del fuego, herramientas, encontramos el caldo de cultivo que se relaciona con fenómenos biológicos fundamentales de la hominización. Este nuevo menú preparado, provoco un cambio significativo en la evolución humana, proporciono la energía para disparar el desarrollo cerebral e invertir el sistema digestivo, lo que significa una reducción de la potente musculatura de la mandíbula, la disposición de los dientes y del tubo digestivo.