La Respiración Nasal aumenta el rendimiento deportivo
Un estudio reciente nos muestra que el 75% de los deportistas de élite son respiradores orales.
Ayer era noticia que Héctor Herrera, nuevo jugador del Atlético de Madrid, se había realizado una rinoscopia (Exploración o examen para el diagnóstico de las cavidades nasales) para respirar mejor y así aumentar su rendimiento físico. Tras el tratamiento para la respiración nasal, la temporada fue la mejor que había disputado en su anterior equipo, el Oporto.
Podemos vivir varios días sin agua y varias semanas sin comida, pero solo unos pocos minutos sin oxígeno. Y sin embargo, no prestamos atención a nuestra respiración.
La respiración es función básica de la supervivencia, en concreto la nasal mejora la salud pero también para nuestro rendimiento deportivo. Respiramos unas 25.000 veces al día, en un proceso que tiene dos etapas: la inspiración del oxigeno y la espiración del dióxido de carbono. Pueden existir varias formas de inspirar y espirar y distintas combinaciones entre ellas:
Nasal
Bucal
Naso-bucal
Buco-bucal
Naso-nasal
La respiración ideal es la nasal-abdominal-nasal. Es la que nos permite alcanzar el mayor rendimiento físico. Además, reduce los riesgos de infecciones bacterianas, humidifica el aire inspirado, calienta y filtra las partículas y ayudar a evitar irritaciones e infecciones respiratorias. Además, disminuye la presión arterial y el ritmo cardíaco y contribuye a evitar los calambres y disminuir las agujetas.
Cómo se transforma el oxígeno en energía
Tras la inspiración, el oxígeno inspirado desciende por la faringe, la laringe y la tráquea, y se introduce en los bronquios y los bronquiolos hasta llegar a los pulmones. Éstos son órganos elásticos y esponjosos que están formados por varios lóbulos, y se encuentran rodeados por una membrana que se llama pleura.
Los intercambios de los gases se efectúan a nivel de los alveolos pulmonares, a través de los vasos sanguíneos. Un adulto tiene unos 750 millones de alveolos que equivalen a una superficie de 150m². El oxígeno que se inspira alcanza los alveolos pulmonares cuya pared esta muy vascularizada y se produce la hematosis (oxigenación de la sangre).
Después, el oxígeno se transporta vía sanguínea en parte gracias al hierro de la proteína hemoglobina que está en los glóbulos rojos para llegar finalmente al músculo, a nivel de las mitocondrias. Allí, la glucosa o los lípidos se metabolizan para producir la energía necesaria a la contracción muscular.
Existen tres causas que hacen que el músculo no reciba suficiente energía para un buen rendimiento:
La forma de respirar
El asma de esfuerzo, que reduce el calibre del bronquio durante el esfuerzo
La carencia de hierro
El dióxido de carbono pasa de la sangre a los alveolos para ser eliminado en la fase de la espiración.
Información: https://www.saludmasdeporte.com/como-respirar-deporte-respiracion/