Porque la Rehabilitación Funcional de la boca relaja el sistema nervioso y resuelve toda una serie de manifestaciones clínicas como mala postura, ansiedad, trastornos del sueño, dolor de cabeza o migraña, acufenos, presión en la cara,…?

A través de la regulación de las principales funciones neurovegetativas de la boca, masticación, deglución y respiración, vamos a poder reequilibrar la boca y provocar una estimulación parasimpática craneal. Estas funciones básicas de supervivencia como hemos visto en otras entradas están desreguladas, alteradas en un entorno civilizado como el nuestro, cosa que se ve en forma de toda la patología de la boca como caries, problemas de encías, mal-oclusión o bruxismo que en un entorno natural, apenas se padecen, y que además afectan a otros grandes sistemas: nervioso, neuromuscular, inmune, digestivo, circulatorio,…

Algunas manifestaciones clínicas sistémicas de estas disfunciones  de la boca son: dolor en los músculos faciales y del cuerpo (mala postura), temporo-mandibulares y del cuello, dolor  de cabeza y espalda,  migraña, otitis, acufenos, mareos, vértigo tensional, asma, alergia, rinitis,  ansiedad, desregulación emocional, hiperactividad, problemas de sueño, etc.

El sistema nervioso se divide en dos partes, el sistema nervioso central (lo que esta dentro delos huesos: cráneo y médula espinal) y el sistema nervioso periférico. Dentro del sistema nervioso periférico, está el sistema nervioso neuro-vegetativo o autónomo (SNA).

En el sistema nervioso autónomo están el sistema nervioso simpático y el parasimpático. Es la parte del sistema nervioso que se controla nuestras acciones involuntarios, actúa sobre los vasos sanguíneos, músculos o glándulas. Regula los procesos vitales o la homeostasis. Ambos sistemas funcionan en oposición natural y deben estar en equilibrio, mientras que el simpático prepara para la acción el parasimpático actúa en reposo.
El sistema simpático en la selva es correr y pelear, conductas de lucha y de huida, para la sangre se retira de los órganos que no tienen que cumplir una tarea de forma inmediata, como el estómago, para llegar hasta el corazón, los músculos y el cerebro, que son los que necesitan funcionar a tope. Para ello estimula las glándulas suprarrenales (neurotrasmisor: adrenalina), provocando aumento de la frecuencia de latidos del corazón  y la presión arterial, dilatación de los bronquios y pupilas, sudoración excesiva en manos, axilas o cara, se relaciona con  hiper estimulación, ansiedad, estrés.

Cuando el peligro ha pasado, o la acción se ha terminado se activa el sistema parasimpático  (neurotrasmisor: la acetilcolina) que regula las funciones de mantenimiento del cuerpo, responsable de la regulación de órganos internos del descanso, de la digestión y las actividades que ocurren cuando el cuerpo está en reposo como el sueño. El cuerpo y el sistema nervioso se relajan y ralentizan.

A este “sistema nervioso parasimpático” también se le llama “sistema nervioso vagal”, ya que actúa fundamentalmente a través del nervio vago, que es un par craneal que conecta el cerebro con los principales órganos, corazón, pulmones, digestivo, lo que permite que el cuerpo se relaje, ralentice el ritmo cardíaco, disminuya la tensión arterial y regule la digestión y el sueño. Además al estimular el digestivo activa el intestino  que acoge el 80% de las células del sistema inmunitario, por lo que aumenta las funciones inmunitarias y anti-inflamatorias.

Desde el trabajo funcional de la boca, masticación, deglución y  respiración vamos a equilibrar pares nerviosos craneales que regulan en sistema nervioso autónomo o neurovegetativo (SNA), lo que va a activar el sistema nervioso parasimpático, llevando al cuerpo humano a su propio potencial regenerador y reparador desde un estado de relajación, que lleva al bienestar físico y mental, que e la clave para solucionar toda una serie de manifestaciones clínicas que hemos nombrado en anteriormente.

 

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