La actual Trampa de la Estética en odontología

Nuestra capacidad para apreciar lo bello no depende tanto de los cánones culturales sino de la biología  (Nancy Etcoff, psicóloga del Harvard Medical School).
En la naturaleza, el hombre es una criatura social que necesita de su grupo para sobrevivir y perpetuar la especie. A través de la teoría de la Evolución se explica nuestra inclinación por la belleza. Las leyes de la Selección Natural, seleccionan los genes más saludables. La belleza corporal cumple una importante función para las culturas en cuanto medio para identificar la salud que  supone una ventaja para la descendencia y el futuro de la especie.
La palabra clave de la belleza es la normalidad: representa la ausencia de enfermedad, por eso, inconscientemente nos atrae y somos hipersensibles a ella. Los signos que influyen en la percepción de belleza, una especie de detectores de salud, son la juventud; la postura corporal; el equilibrio de las formas; la simetría facial; la limpieza, claridad y color de la piel y cabello, etc.
Al ser criaturas visuales, en nuestro cerebro, el 50% del procesamiento superior de la corteza cerebral es visual,varios estudios han demostrado que los rostros considerados hermosos son, independientemente de la cultura, sumamente simétricos.  La belleza es universal y, en definitiva, sirve para publicitar nuestra salud y fertilidad, es por ello que los seres humanos tienden a seleccionar parejas simétricas frente a otras que lo son menos.
La crítica la realizo a la excesiva importancia otorgada por la sociedad a la belleza por encima de los pilares sobre los que se tiene que sostener, la salud y de la función. Ello lleva a consecuencias a medio plazo negativas para la persona. Actualmente se vive en una sociedad donde el culto a la belleza y a lo superficial ha desbancado a   valores de la salud más importantes como  la constancia o el esfuerzo.

En la sociedad occidental contemporánea, los dientes no son determinantes para nuestra supervivencia. Una sonrisa simétrica es uno de los elementos faciales que más utilizamos para mostrar nuestro nivel de salud y bienestar, por ello las personas con bocas más bonitas se consideran más atractivas, y hasta más inteligentes, esto los convierte en un objeto de deseo.
Con esta justificación prevalece en la actualidad un imperativo de belleza corporal que lleva a exceder estos límites, y que una parte de la estética dental aprovecha sin escrúpulos para realizar tratamientos con un coste biológico para la persona. Esta falta de sentido común puede llevar a un sobretratamiento por motivos estéticos que llega a ser perjudicial para la salud.

Las falsificaciones estéticas que no se sustentan en una buena salud y función, son limitadas en el tiempo y suponen un coste para el diente, y su salud

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