La estrecha relación de problemas de la Boca con el Oído
La boca y el oído no solo tienen una relación de proximidad sino que comparten gran parte de su inervación, lo que los hace muy interdependientes.
Cualquier disfunción oral (respiración oral, masticación unilateral, deglución no fisiológica), infección, trauma, etc. puede fácilmente tener repercusión sobre el oído.
Los pares nerviosos craneales de las funciones orales que se comparten con el oído son el V par craneal (nervio trigémino), ramas del X par craneal (nervio vago) y ramas del VII par craneal (nervio facial).
Vamos a revisar las tres partes diferenciadas de que consta la anatomía del oído y sus nervios:
- Oído externo: Esta compuesto por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo. La inervación del oído externo la forman ramas del V par craneal (nervio trigémino), ramas del X par craneal (nervio vago) y ramas del VII par craneal (nervio facial).
- Oído medio: Compuesto por membrana timpánica o tímpano y caja timpánica. -Los Huesecillos o cadena osicular de la caja timpánica son el martillo, yunque y estribo. Los músculos de los huesecillos de la caja timpánica son el músculo del martillo o tensor del tímpano inervado por el V par craneal (nervio trigémino) y músculo del estribo o estapedio, inervado por el VII par craneal (nervio facial). Estos, que son los huesos más pequeños del cuerpo, pertenecen embriológicamente al sistema masticatorio. El estapedio de mamíferos evolucionó a partir de un músculo llamado depresor de la mandíbula, cuya función era abrir la mandíbula (esta función fue asumida por el músculo digástrico en mamíferos). -Trompa de Eustaquio: Es un conducto que se extiende desde la pared anterior de la caja timpánica hasta la nasofaringe. Sus principales funciones son mantener igualadas las presiones entre el conducto auditivo externo y la caja timpánica y dar salida a la mucosidad que se segrega con la propia mucosa de la caja. Cuando hay una respiración oral aumenta la presión atmosférica del oído lo que afecta a su regulación.
- Oído interno: Se encuentra detrás de la pared interna de la caja timpánica. Presenta cavidades óseas denominadas laberinto óseo, lo que corresponderá al caracol y conductos semicirculares. Estas cavidades contendrán por dentro una porción membranosa más blanda llamada laberinto membranoso. En el interior del mismo está la endolinfa y entre el laberinto óseo y el laberinto membranoso se encuentra la perilinfa; ambos son líquidos del oído. La inervación del oído interno la forma la terminación del VII par craneal (nervio facial), tiene su origen en las partes laterales del bulbo raquídeo, penetra en el conducto auditivo interno y se divide en dos ramas; el nervio coclear en su parte anterior (encargado de la audición) y el nervio vestibular en su parte posterior (encargado del equilibrio).
Un ejemplo lo vemos en mal funcionamiento del músculo tensor del tímpano, cuya contracción protege el oído interno de los ruidos intensos, provocadas por un alteraciones de la boca que se asocia a síntomas en el oído tales como dolor de oído, acúfenos, vértigo, pérdida de audición y una disminución de la tolerancia a sonidos normales. Los síntomas no suelen justificarse ante la ausencia de trastornos más comunes, incluyendo otitis o la enfermedad de Ménière.
Por otro lado el sistema vestibular esta muy relacionado con el sistema auditivo. El sistema vestibular es muy importante para mantener el equilibrio; contribuye a la adaptación postural y ocular para mantener el equilibrio del cuerpo y enfoque visual.
Un número creciente de estudios de investigación han examinado la conexión funcional entre la disfunción del sistema estomatognático y el control postural. La boca no es un captor postural pero si su principal perturbador. Existe una relación neurológica entre el sistema estomatognático y el control postural que se puede atribuir a la conexión funcional con la neurona motora del núcleo del nervio trigémino, que se ve afectada por el Sistema Nervioso Central (SNC). Por lo tanto, la evidencia apoya la interacción entre el sistema trigeminal y los núcleos vestibulares, con una posible alteración en el sistema visual y la estabilidad postural, refuerza el argumento de una relación entre el sistema estomatognático y el control postural.
En la imagen superior podemos ver el nervio Trigémino, faltaría la inervación del nervio facial y del Vago, pero ya nos da una idea de esta relación tan estrecha.