Enfermedades de la boca & Enfermedades de la Abundancia & Enfermedades de la Civilización
Enfermedades de la abundancia (también llamadas a veces enfermedades de la longevidad, enfermedades de la civilización, de la sociedad de consumo o de la glotoneria ), entre las que se encuentran las enfermedades de la boca, van aumentando en frecuencia a medida que países se industrializan y la gente vive más.
La caries dental, la enfermedad de las encías o la mal-oclusión son en la actualidad los problemas orales de mayor prevalencia que nos encontramos en la actualidad, y que eran casi inexistentes en la prehistoria. Los cambios genéticos evolutivos aparecen de forma muy lenta, en términos de decenas de miles de años. Es decir, tenemos los genes casi idénticos a los que teníamos hace 160.000 años.
Como punto de partida, podemos decir que nuestra anatomía dental, incluyendo nuestra oclusión y encías, es estable y no ha cambiado significativamente, mientras que los cambios en nuestra forma de vida se aceleran, lo que provoca en muchos casos una ecuación negativa entre nuestra biología (no solo de la boca) y su entorno, lo que se traduce en una mala respuesta del organismo (enfermedades orales), convirtiendonos de alguna manera, en víctimas de nuestro propio desarrollo.
La civilización humana es una gota de agua en el océano del tiempo, no es suficiente para desarrollar mecanismos de adaptación biológicos a una forma de vida tan alejada de la original, y más teniendo en cuenta el desarrollo de la agricultura, la medicina, la genética y otras ciencias nos alejan de la selección natural, necesaria para la evolución biológica. Sin embargo, la evolución cultural ha surgido precisamente porque los humanos trasmitimos una herencia cultural, y se ha convertido en el medio de adaptación al ambiente mucho más eficaz, por ser más rápida y porque puede ser dirigida, en vez de depender de la ocurrencia aleatoria de mutaciones génicas. Durante los últimos milenios, la evolución de la humanidad ha sido predominantemente cultural; la humanidad ha adaptado los ambientes a sus genes mucho más frecuentemente que sus genes a los ambientes.
Dieta y estilo de vida son factores importantes que influyen en la susceptibilidad a las enfermedades de la boca. Abuso de azúcar, grasas, drogas, fumar tabaco, alcohol, stress, medicaciones, sedentarismo así como las alteraciónes funcionales de la boca como la respiración oral, modificación del patrón normal de deglución, masticación, sueño entre otras favorecen el aumento del riesgo de desarrollar estas enfermedades que tienen su inicio desde la infancia de un individuo, desarrollandose a lo largo de la vida útil, con caracter acumulativo, y que van mermando las capacidades funcionales, sociales, etc.
Un ejemplo simple lo podemos ver en los países occidentales, donde la gente comenzo a comer más alimentos azucarados y bebidas alcohólicas a partir la segunda mitad del siglo XX. Las tasas de enfermedades de la boca como la caries dental se dispararon después de este cambio dietético. Gente en países en desarrollo, pueblos y tribus aisladas de la llamada civilización, cuyas dietas todavía dependen en gran medida los alimentos bajos en azúcar tienen tasas bajas de caries, esta paradoja nos lleva a estar sobrealimentados, pero en muchos casos mal nutridos.
En definitiva nuestra genética no ha variado, estamos diseñados para vivir en un modus vivendus lo más parecido posible al de la pre-historia. En las sociedades de la opulencia y sedentarias se provoca un desequilibrio entre nuestra biología esto es nuestro cuerpo y el ambiente modificado culturalmente en que vivimos, lo que nos lleva al desarrollo de lo que son llamadas enfermedades degenerativas o de nuestra civilización. Ya no podemos renunciar al desarrollo, no hay vuelta atras, hay que plantearse otros estados de equilibrio, ello aconseja el desarrollo de modelos que buscan crear los puentes necesarios entre nuestra biología y el mundo que nos va tocando vivir.